Después de 18 años, Osasuna regresó a la final de la Copa del Rey. En el Estadio San Mamés, gozó de contundencia ante el dominio de Athletic Club y consiguió una igualdad 1-1 en la prórroga (2-1 en el resultado global), para lograr la segunda presencia en su historia en el partido por el título del certamen doméstico.
Los dueños de casa tomaron la iniciativa en el comienzo del partido, se plantaron en campo rival y contaron con varias oportunidades, pero la suerte y las apariciones oportunas del portero Sergio Herrera evitaron el gol en la primera media hora.
El premio para el equipo de Ernesto Valverde llegó a los 32' a partir de un tiro de esquina desde la derecha que Mikel Vesga desvió en el primer palo e Iñaki se encontró con el balón en el área chica para establecer el 1-0 en el marcador.
El conjunto local mantuvo el dominio en la segunda mitad ante la pasividad de los visitantes, que solo se dedicaron a defender, y Nico Williams tuvo la ocasión más clara a los 70' tras una asistencia de su hermano, pero su remate se escapó por encima del travesaño.
Íñigo Martínez chocó con la figura de Herrera cuando se disponía a anotar el segundo y los dirigidos por Jagoba Arrasate reaccionaron el tramo final con algunos contragolpes que no pudieron finalizar. La última fue para los Vascos con un tiro de Gorka Guruzeta que atajó el arquero y el rebote le quedo a Nico, que nuevamente disparó demasiado alto.
La serie se mantuvo igualada hasta el pitazo final y el encuentro se fue a tiempo suplementario, el que los Rojiblancos iniciaron con decisión, en busca del segundo tanto. Es que, minutos después del arranque, Mikel Vesga conectó un certero cabezazo al lado derecho, pero se topó con una gran respuesta de Herrera, en la que fue la única chance de peligro en la primera mitad del alargue.
Para la segunda parte del tiempo extra, los Leones mantuvieron el dominio del esférico, aunque los Rojillos ostentaron de una clave: eficacia. A los 116', tras un adelantamiento al área rival, Jon Moncayola recibió al costado derecho del área, lanzó un centro y Pablo Ibáñez, con espacio desde afuera del área, convirtió con un disparo colocado y de aire, del que resultó inatajable para Julen Agirrezabala.
Hasta el final, Osasuna resistió y terminó de concretar una histórica clasificación a la final de la Copa del Rey, en la que enfrentará al ganador del cruce entre Barcelona y Real Madrid. Tendrá que esperar hasta el 6 de mayo para agigantar el hito e ir por su primer título en la élite española.
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