Jerarquía. Ese fue el factor determinante en el partido de este sábado entre Argentina y México . Los dos equipos planearon un partido en la previa e intentaron ejecutarlo de la mejor manera dentro de la cancha. Pero, al final, lo que decidió el encuentro en el Estadio Lusail fue la diferencia de calidad entre los dos planteles.
Las caras de los jugadores albicelestes cuando terminaron los primeros 45 minutos eran de preocupación. Es que México había ganado la batalla táctica en ese primer capítulo, con una defensa bien cerrada y un Lionel Messi que casi no pudo tocar el balón en posiciones importantes.
Gerardo Martino planteó un partido intenso, de presión, y sus jugadores lo plasmaron a la perfección. La primera parte se jugó donde quiso México: en la mitad del campo, muy lejos de las áreas, donde Argentina claramente contaba con la ventaja.
Tan bien hizo las cosas México en esa primera parte que la Selección argentina registró su peor número de remates en un primer capítulo (1) en una Copa del Mundo desde su enfrentamiento con Alemania en los cuartos del Mundial 2006.
Sin embargo, en este tipo de partidos, un equipo puede hacer todo bien tácticamente e igual irse derrotado. Es que hay jugadores que necesitan apenas un momento de inspiración para definir un encuentro. Y así lo hizo Lionel Messi.
El crack de PSG no había generado peligro en todo el juego. Con De Paul, su mejor socio, muy apagado, costó que le llegara el balón, y jugó demasiado tiempo de espaldas al arco, en vez de tener la cancha de frente, donde tiene todo el panorama y su cabeza funciona de manera distinta al resto.
Un momento de inspiración, sumado a un momento de desatención de la defensa mexicana, fue la receta del primer gol de Argentina. Di María atrajo la atención de los rivales por derecha y Messi, inteligente, aprovechó para escurrírsele a los mediocampistas y a los centrales.
Ese pequeño resquicio fue suficiente para el crack de la Albiceleste, quien recibió en la puerta del área, se acomodó y sacó un remate cruzado perfecto para batir a Guillermo Ochoa.
Fue el cuarto gol de Messi desde afuera del área en una Copa del Mundo. Desde 1966, solo el brasileño Rivelino ha marcado más goles de esa cuota, con cinco. Además, el zurdo llegó a seis partidos consecutivos marcando para la Argentina, su mejor marca desde 2012.
El gol le trajo tranquilidad a la Albiceleste y, de paso, rompió todos los papeles del conjunto mexicano, que con la desventaja no le quedó otra que salir a buscar el partido, algo que, como demostró en sus primeras dos presentaciones, le cuesta y mucho.
La jerarquía, nuevamente, marcó el desarrollo de los últimos minutos. México se quedó sin ideas y lo mejor que se le ocurrió para generar peligro en el área contraria fueron las pelotas paradas. En cambio, Argentina, ya relajado por el gol inicial, comenzó a exhibir su mejor fútbol, y luego lo liquidó con Enzo Fernández.
Es que el combinado de Scaloni tiene calidad no solo en el once titular, sino que también tiene de sobra en el banco de suplentes. El ex River, quien estuvo cerca de salir de entrada ante el Tri, esperó su turno, y una vez que ingresó al campo, no defraudó.
Se apoderó de la mitad de la cancha con un estilo muy diferente al de Guido Rodríguez: pelota dominada, pase corto y sorpresa para adelantarse unos metros cuando fuese necesario. Pese a jugar solo una mitad, fue el argentino con más toques en el área rival, con dos. Como si fuese poco, le agregó el gol.
A poco del final, el jugador de Benfica recibió de Messi tras un tiro de esquina, se acomodó y la guardó en un ángulo, para sentenciar el compromiso, uno que le permite a la Argentina quedar más cerca de octavos de final.
21 – Enzo Fernández 🇦🇷 (21 años y 313 días) es el argentino más joven en hacer un gol en un Mundial desde Lionel Messi ante Serbia en 2006 (18 años y 357 días). Irrupción. pic.twitter.com/kG6Ml8xTYl
— OptaJavier (@OptaJavier) November 26, 2022
Foto: Getty Images