De los eventos nada esperados para un equipo de fútbol en un partido, las lesiones durante el juego son sin duda el ejemplo de los menos favorables. Afortunadamente, en el fútbol moderno existen las sustituciones, que no estaban permitidas hasta 1958.
Ya sean cambios estratégicos o por desgaste o lesión de un jugador, el máximo autorizado de modificaciones para cada equipo es de 3 en cada partido. Actualmente, en este contexto instalado por la pandemia del Covid 19, se permiten, por ahora, 5 reemplazos.
Sea cual sea el caso, lo cierto es que una vez llegado al tope de lo reglamentario, los equipos se quedan, ante una eventualidad, sin la posibilidad de suplantar a alguno de sus jugadores en campo por alguno de los de su banca.
Esto fue lo que sucedió aquel día de esta anécdota.
El escenario, el Estadio Municipal Paulo Machado de Carvalho, más conocido como Pacaembú, en la ciudad de São Paulo, Brasil.
Ese día, 26 de septiembre de 2004, se enfrentaban el conjunto local de Corinthians contra los visitantes de Goiás, por el campeonato brasileño de Primera División, el famoso Brasileirao.
El equipo formado por el entrenador Tite no era vistoso ni tenía mucho de ese “jogo bonito” brasileño, como sí lo tuvieron sus equipos de las siguientes temporadas en las que dirigió al Timao: 2010-2013 y 2014-2016. Era más bien un equipo bastante limitado que dependía del talento individual de figuras como Gil, Rosinei y el propio Fábio Baiano. Y digo el propio, porque el entonces mediocampista del Corinthians es el protagonista de nuestra historia.
El partido estaba empatado y hasta se podría decir que aburrido. No había habido grandes jugadas muy interesantes ni por parte de local, ni por parte de la visita.
Fueron unos primeros 45 minutos muy trabados, sin chances de gol claras para ninguno de los dos lados.
En el intervalo Tite realizó los dos cambios que le quedaban, luego de utilizar una de los comodines en la primera etapa, ingresando el defensor Edson y el atacante Jó.
Enseguida, en su primera intervención, el lateral derecho puso una pelota sobre el área para que el intento del delantero, también recién ingresado, se fuera por poco arriba del travesaño.
Corinthians empezaba a soltarse, cuando llegó la expulsión de Wendell tras una dura falta al rival Rodrigo Tabata.
Fábio Baiano ya empezaba a sufrir una tremenda contractura muy dolorosa en el muslo izquierdo.
Los dueños de casa jugaban con 10 jugadores, pero a medida que pasaban los minutos, parecía más que jugaban con 9. Nuestro personaje principal no daba más, rengueaba por el campo casi arrastrando la pierna.
En un momento se acercó a la zona del banco de suplentes con la intención clara de abandonar el partido. Quedaban 15 minutos de juego y no podía continuar a causa del dolor. El DT le salió al cruce: “Usted no sale, usted se queda en el campo”, le impuso. El Timao, si bien no peleaba en el campeonato, necesitaba los puntos para acercarse en la clasificación a la Copa Libertadores. El entrenador brasileño no quería darse el lujo de quedar con 9 jugadores en cancha. Así fue que director técnico y jugador protagonizaron, durante unos instantes en el Pacaembú, una discusión que terminó con una resignada sentencia por parte de Fábio Baiano: “Me quedo, pero no me pienso mover”.
Cuando el partido llegaba a los 43 minutos del segundo tiempo y el número ocho prácticamente se arrastraba por el campo de juego, una pelota de contraataque lo encontró solito en el medio de la cancha y, quizá movido por la pasión y la oportunidad y el aliento en cuello de la hinchada, encaró contra el arco rival. Cuando le salía al cruce el último defensor del Goiás que quedaba cerca, Fábio Baiano superó la marca y sacó un derechazo tremendo que voló 25 metros, pegó en el travesaño y murió en la red después de picar dentro del arco.
Como diciéndole “tenés razón”, el goleador del partido corrió sí, corrió ya con la adrenalina del gol en el cuerpo, a abrazarse con Tite.
Fábio Baiano sacó, aquel día en el Pacaembú, un derechazo heroico que, si bien no alcanzó para que su equipo entre a la Libertadores, consiguió, con ese 1 a 0, los puntos necesarios para clasificar a la Copa Sudamericana.