Todo surgió a partir de la final de la Copa Libertadores de 1966 entre River y Peñarol de Uruguay
La final de la Copa Libertadores de 1966 enfrentó a River Plate de Argentina con Peñarol de Uruguay. En el partido de ida ganaron los uruguayos como locales dos a cero. Y en el de vuelta, jugado en Núñez, el millonario venció 3 a 2. Como estamos hablando de una época muy anterior al gol de visitante, incluso que la definición de los penales, En aquel entonces se definía todo con un tercer partido.
Dicho encuentro, la finalísima, se jugó en Santiago de Chile. Comenzó con un driver arrasador, yéndose al descanso con una clara ventaja por 2 a 0. Los de River se floreaban ante el conjunto charrúa. Incluso, el arquero, el gran Amadeo Carrizo canchereó bajando con el pecho un cabezazo del delantero peruano Juan Joya. Esto último no le gustó nada al «Carbonero» y los hizo calentar. Y cuando un uruguayo se calienta, «agarrate Catalina».
Para el segundo tiempo, más que ajustes tácticos, los uruguayos hicieron un cambio de actitud, qué se vio acrecentada ante la pasividad de los argentinos, quienes todavía estaban en un cumple. Así fue como el conjunto charrúa logró rápidamente igualar encuentro con goles del ecuatoriano Alberto Spencer, máximo goleador histórico de dicha certamen, con 54 tantos, y otro de Julio César Abbadie, aunque este último en realidad se desvió en Roberto Matosas, dejando descolocado a un ya no tan agrandado Carrizo. En el alargue todo siguió igual y Peñarol selló todo con un tanto más de Spencer y otro. De Pedro Rocha. Levantaron la copa y le negaron a River su primera conquista continental, hecho que llegó recién veinte años más tarde.
Al fin de semana siguiente. River debió jugar como visitante ante Banfield. En el segundo tiempo, la hinchada del «Taladro» lanzó al campo de juego una gallina blanca que tenía pintada una franja roja, simulando la camiseta del «Millonario». El animal, desesperado y asustado recorrió toda la cancha. Esto claramente fue un intento de burla por parte de la parcialidad local por lo sucedido en Santiago de Chile con el conjunto de Núñez ante los uruguayos. Desde entonces, el término «gallina» quedó para siempre ligado a los hinchas del conjunto de Núñez, que con el tiempo le agarraron cariño y hoy ellos mismos se hacen llamar orgullosamente GALLINAS.